Seguimos hablando sobre el tema del consumismo.
El consumo como fenómeno del mundo actual. Cuando hablamos de países desarrollados, pensamos en un sinónimo de felicidad y de estatus personal, pero esto no siempre es así.
En la educación para el consumo resulta imprescindible la relación familia-escuela.
Podríamos decir que "consumir es gastar". Gastar dinero para cubrir necesidades básicas u otros. Todos somos consumidores en un mundo globalizado. Estamos acostumbrados a consumir por encima de nuestras posibilidades, y esto al final pasa factura.
Visualizamos un vídeo de "comprar, tirar, comprar" del cual llegamos a la conclusión de que cuando terminas de pagar algún producto ya no te sirve, hablamos de obsolescencia programada.
Esta es la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho producto, este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible por diversos procedimientos, por ejemplo por falta de recambios, y haya que comprar otro nuevo que lo sustituya. Su función es hacer pagar al consumidor dos o más veces por una sola función, por medio de productos degradables. El objetivo de la obsolescencia no es crear productos de calidad, sino exclusivamente el lucro económico, no teniéndose en cuenta las necesidades de los consumidores, ni las repercusiones medioambientales en la producción y mucho menos las consecuencias que se generan desde el punto de vista de la acumulación de residuos y la contaminación que conllevan.
Seguimos creando pseudonecesidades que han dado paso a la fiebre por los productos bio, las tiendas ecológicas y la dietética sana.
¿Cuál es el principal motor del consumo? La publicidad.
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